Estudiantes ciegos y con discapacidad visual visitan la Torre de Control de Barajas
Durante la última semana de junio, el Centro de Recursos Educativos (CRE) de Madrid ha acogido durante toda una semana a alumnos y alumnas que se encuentran en el servicio de escolarización combinada para realizar talleres y actividades sobre movilidad, autonomía y uso de la tiflotecnología. Una semana en la que 21 estudiantes procedentes de Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Canarias se han reunido con el objetivo de mejorar, reforzar y dar un mayor aporte a su autonomía personal y a la accesibilidad a la tecnología.
Durante esta semana, además de todas las actividades, tenían una visita muy especial, una visita a la Torre de Control del Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, donde los estudiantes han podido sentir y sumergirse en el día a día de los controladores aéreos de ENAIRE.
La jornada comenzó en las instalaciones del CRE de Madrid, desde donde los alumnos, acompañados de técnicos de rehabilitación y maestros de la ONCE, emprendieron una ‘expedición’ hacia Barajas. La actividad consistía en desplazarse hasta el metro y aprender como moverse en él, de hecho, para alguno de ellos era su primera experiencia viajando en este medio de transporte. Tal y como indicaba Germán Moya, director del CRE de Madrid, “es muy importante tener este tipo de actividades para que sean más autónomos, que sepan que hay diferentes formas de encarar, por ejemplo, el acceso al metro, y que tienen que saber y conocer dónde están las bandas de tacto indirecto, donde se coloca el primer vagón... para que el hecho de que coger un transporte sea lo más normal del mundo”.
Tras ello, los alumnos llegaron a Barajas, desde donde, escoltados por la Guardia Civil, accedían a las instalaciones de ENAIRE para comenzar la visita. Carmen López, jefe de la Torre de Control, fue quien les recibió y les contó el itinerario. Emocionada, Carmen relataba que “cuando nos dijeron que iba a haber esta visita todo el equipo nos ilusionamos bastante”, por lo que plantearon una visita los más inmersiva posible. “Es lo que hemos intentado transmitir, que fuera más una experiencia de sentir cosas, de oír, oler, ver, notar como es el ambiente dentro”, contaba Carmen.
Durante la visita, los alumnos pudieron tocar diferentes maquetas que desde ENAIRE prepararon con mucho cariño, desde la propia Torre de Control hasta diferentes aviones e, incluso, una gorra de piloto. Tras una pequeña introducción sobre el trabajo que se lleva a cabo en la Torre de Control y algunos detalles sobre el tráfico aérea del Aeropuerto, los alumnos pudieron subir a “la terraza” y a la Sala de Control Visual.
Accediendo por un ascensor, acompañados por algunos de los miembros de ENAIRE, fueron a la terraza, desde donde los niños y niñas, prácticamente a pie de pista, pudieron escuchar los aterrizajes y los despegues en directo. Además, tuvieron la ocasión de presenciar el aterrizaje del avión más grande del mundo, un ‘A380’. Una de las alumnas, Ana Lucía Font, contaba que “me ha gustado mucho la visita, pero lo que más, ha sido subir a la terraza y escuchar los aviones”; a lo que Elsa Hernández, otra alumna, que también fue lo que más disfrutó, añadía entusiasmada las sensaciones que tuvo con los sonidos de los aviones en la terraza: “cuando estoy en mi casa, los escucho por la ventana, pero en la terraza se escuchan mucho más fuerte, ha sido muy guay, me ha sorprendido bastante”.
La guinda de la visita fue cuando, junto a Pedro Moya, controlador de Barajas, accedieron a la Sala de Control Visual y se pusieron en la piel de un controlador aéreo. Para los trabajadores y trabajadoras que participaron en la visita también ha sido toda una experiencia, pues Pedro contaba que querían “llegar también a estos niños y que sepan lo que es el control, volar y lo que hacemos día a día”. Pudieron escuchar a los pilotos que llamaban a la torre de control, cómo se organizaba el tráfico aéreo y preguntaron todas las dudas y curiosidades que se les ocurría. Armados con unos cascos, en tiempo real y como completos profesionales, se conectaron al sistema para conocer, en primera persona, la profesión, incluso, algunos de ellos hicieron, junto a las personas que se encontraban trabajando, alguna llamada que otra de control. El alumno Óscar Díaz resumía emocionado la visita: “me lo he pasado FE-NO-ME-NAL, hemos ido a la parte de arriba para sentir olores, el viento y el sonido que hacían los aviones al despegar y aterrizar. Estaban llamando a los aviones y cuando les llamaban les contestaba por radio”.
Una visita educativa que finalizó con un gran aplauso y ovación por parte de los alumnos y alumnas del CRE y que, seguro, cambiará su percepción sobre los vuelos en avión.
Rocío Parra
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