XXX Aniversario de la creación del Grupo de Montaña de la ONCE
Este año se cumplen 30 desde que surgiera el germen de lo que después y hasta el día de hoy se ha llamado Grupo de Montaña de la ONCE (GMO). El nacimiento y desarrollo de este hecho se sustenta en tres pilares:
- Por un lado, una institución de la ONCE: el antiguo Centro de Recursos Educativos 'Antonio Vicente Mosquete' (CREAVM), popularmente llamado “Colegio de niños ciegos de Madrid”, donde su director encargó, en 1989, al doctor Juan Antonio Carrascosa que formase un grupo de actividades de senderismo y montañismo para los niños ciegos que quedaban internos los fines de semana.
- El segundo pilar es el propio Carrascosa, porque ya entonces era un montañero experimentado y, además, médico del Colegio. Éste, apoyado por trabajadores del CREAVM, ideó una serie de adaptaciones, incluyendo la utilización de lo que se llamaría desde entonces “barra direccional”, que permitieron a personas ciegas, deficientes visuales y sordociegas realizar actividades de montaña con gran seguridad y eficacia.
- El tercer soporte debía estar formado por usuarios ciegos, tanto niños como adultos, que se atreviesen a afrontar de una manera totalmente nueva la práctica del montañismo, ya de por sí un deporte complejo y esforzado; y también debía estar nutrido de voluntarios que hiciesen el papel de guías para estos usuarios ciegos.
La conjunción de estas tres bases permitió lo que hemos vivido hasta hoy como experiencia del GMO, hasta 1999 solo en Madrid.
Posteriormente al año 89, llegó la creación del Grupo de Adultos, en 1994, año en que yo ingresé en el GMO, la formación especializada en la Escuela de Alta Montaña de Benasque durante varios veranos, la colaboración con el Grupo Militar de Alta Montaña y la Guardia Civil de Montaña, las primeras #8211en el mundo- carreras por montaña de equipos de ciegos, ya desde 1995, las primeras expediciones internacionales... Y de éstas, más de veinte y siempre “primeras cumbres”, es decir, picos que jamás se habían hecho con montañeros ciegos, sordos, sordociegos y deficientes visuales: Kilimanjaro, Elbrus, Ararat, Cotopaxi, Montblanc, Tubkal, Parinacota, etc.
Desde entonces, las técnicas de manejo de la barra direccional en montaña han evolucionado y se han complejizado #8211aprendiendo de la experiencia-, y comprenden un número bastante amplio de maniobras, lenguaje verbal y gestual. Se aprenden sobre todo con la práctica, que suele ir precedida por un cursillo de iniciación. Pero esta formación también se ha reforzado con temas multidisciplinares y exportado fuera de la ONCE por parte de veteranos del GMO, gracias a lo cual cada vez hay más guías preparados en toda España para realizar con senderistas y montañeros ciegos las actividades en que fue pionero nuestro grupo.
Además, y como consecuencia del desarrollo de esta disciplina, y contribuyendo a su extensión y comprensión, han surgido tres libros fundamentales #8211y únicos, como lo es el Montañismo para Ciegos en España-: el “Manual de guiado de ciegos en montaña” (Francisco Javier Bueno Sequera), primero en el mundo sobre las bases, técnicas e historia de esta disciplina (2012); el libro de Juan Antonio Carrascosa “Bien de altura” (2013); y el del periodista, montañero y filmador de algunas de las expediciones del GMO Juan Carlos Vázquez “¡Estamos en la cumbre! Discapacitados en la montaña”.
En fin, ¿qué demuestra todo lo anterior? Que la integración del Montañismo para Ciegos en el tronco común de este deporte se ha realizado ya -de momento solo en España-, y que no consistía en llevar a una cumbre de gran resonancia a un invidente superdotado y con una exageración de medios técnicos y de apoyo a sus pies. Sí radica, sin embargo, en la normalización de este deporte en su adaptación para ciegos y otros discapacitados físicos, de manera que el desarrollo del montañismo para éstos no va destinado a dar fama y éxitos alpinos a dos o tres “máquinas”, aun pudiendo haberlos, sino a facilitar a los ciegos de todo tipo su práctica por medio de herramientas y técnicas adaptativas para su desarrollo, y en las condiciones de seguridad y disfrute más parecidas a aquellas de que gozan los videntes.
Y eso sí: en el mismo terreno que éstos. Tampoco se trataba de adaptar la montaña a los ciegos, por ejemplo creando zonas específicas con escalones, pasamanos de cuerda como guía...; sino de crear unas herramientas y unas técnicas que permitieran al montañero ciego acudir a la montaña en las mismas condiciones que el vidente.
En conclusión, las técnicas de guiado de barra direccional, unidas a unas actuaciones formativas amplias desarrolladas a lo largo de seis lustros, y extendidas ahora también fuera de la ONCE, han permitido a montañeros ciegos realizar cotidianamente tanto marchas de tres, cinco u ocho horas en las montañas peninsulares, como expediciones alpinas que los han llevado a cumbres internacionales que la gran mayoría de montañeros videntes jamás han pisado ni pisarán.
Realmente, es un bagaje que merecía la celebración de este XXX aniversario, que se llevó a cabo en el salón de actos de la Delegación Territorial de la ONCE en Madrid, el pasado 20 de septiembre. Celebración apoyada por el Consejo Territorial y la Delegación Territorial, y en especial, por su Departamento de Asuntos Sociales y la Unidad de Atención al Mayor, Cultura y Ocio.
Ahora que el peso de nuestra disciplina ha vuelto a reposar prácticamente solo en el GMO de Madrid, sería el momento de relanzar de nuevo a nivel nacional esta práctica deportiva adaptada única en el mundo, y con el mismo rigor formativo y de praxis con que se ha desarrollado hasta el día de hoy. ¡A por otros 30 años!
Francisco Javier Bueno Sequera
Coordinador Técnico del Grupo de Montaña de la ONCE
de la Delegación Territorial de la ONCE en Madrid
Instructor de Guiado de Ciegos en Montaña
Técnico Braille de Servicios Bibliográficos de la ONCE
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