Jóvenes afiliados viven en sus manos la magia de la ciencia y la tecnología

Secciones: Educación
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Un grupo de 20 estudiantes afiliados (10 chicas y otros tantos chicos) participó, del 4 al 6 de marzo, en el Campus STEM (Science, Technology, Engineering, Mathematics), que organizó la ONCE en su Centro de Recursos Educativos (CRE) de Madrid. Una experiencia pionera pero que da continuidad al empeño de la ONCE por poner a sus jóvenes rumbo al futuro.

El objetivo era preparar a los participantes -escolarizados en los dos últimos cursos de Primaria y dos primeros de la ESO- para la resolución, a través de actividades prácticas accesibles y adaptadas, de cara a problemas y retos en áreas de matemáticas, ciencias y tecnología, materias que, en general, resultan de especial dificultad para estos alumnos, pues la mayoría de instrumentos, programas y procesos que utilizan suelen resultar inaccesibles para ellos, precisando de adaptaciones no siempre disponibles.

También se trataba de familiarizar a este alumnado, proveniente de la práctica totalidad de Comunidades Autónomas del país, con las nuevas y progresivamente habituales metodologías de trabajo en los centros escolares en los que cursan, del tipo ‘aprender pensando y haciendo’, ‘aprendizaje basado en proyectos’, etc., de fundamentación montessoriana (de la pionera pedagoga italiana Maria) que implican a su vez nuevas estrategias de trabajo para el estudiante y en las que la discapacidad visual juega no pocas veces como dificultad añadida, máxime en estos contenidos de formación científico-técnica.

Collage con varios de los talleres realizados por los chavales

El Titanic y las nuevas vanguardias del transporte

Con el hilo conductor del Titanic como símbolo, el Campus sirvió a lo largo de tres jornadas para desarrollar un abanico de actividades y talleres relacionados con los medios de transporte, la robótica y la tecnología en general, las ciencias o las matemáticas. Se utilizaron estrategias de observación, formulación de hipótesis y experimentación para ‘palpar’ literalmente aspectos de la realidad física como la flotabilidad, las energías sostenibles, las comunicaciones o la localización y detección de obstáculos.

Tareas para las que se valieron de cálculos y mediciones efectuados con instrumentos y metodologías accesibles, que debían conducir además al diseño de un proyecto final. Los talleres versaron concretamente sobre energías renovables, flotabilidad, robótica y electromagnetismo; y uno más, final, en el que -a partir de los conocimientos y habilidades previamente adquiridas- los alumnos hubieron de diseñar el proyecto y construir la maqueta de un barco con materiales sencillos.

Varios momentos del taller de tecnotrónica

Intensas visitas

Pero estos talleres tuvieron por otro lado un complemento práctico fundamental con visitas a instituciones relacionas con los propios contenidos STEM. La primera, el mismo miércoles 4, al Túnel del Viento, donde se les impartió una clase teórica sobre aerodinámica corporal y tuvieron luego la oportunidad de practicar dos sesiones de vuelo con instructor dentro del túnel.

Los chavales disfrutaron de lo lindo con esta experiencia aerodinámica de flotación que al principio les impresionaba pero que al final todos soñaban con poder repetir.

Al día siguiente tocaba la visita a las instalaciones de Juguetrónica, empresa madrileña especializada en juguetes electrónicos, drones, aviones y gadgets de radiocontrol. Pero fueron los propios profesionales de la firma los que se desplazaron con una selección de sus productos a la sede del CRE, donde llevaron a cabo intervenciones compartidas con los alumnos, les permitieron manejar un dron, interactuar con algunos robots e incluso les dirigieron para que ellos mismos crearan un robot/automóvil, sin olvidar el mensaje de fondo del ‘aprendizaje de valores sociales a través de la tecnología y de la robótica’.

Collage túnel del viento

Materias con futuro

La formación STEM agrupa contenidos de las disciplinas de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas desde una perspectiva multidisciplinar, en el objetivo de desarrollar el interés científico del alumnado y su capacidad para resolver problemas reales a partir de este conocimiento; en definitiva, comprender mejor el mundo que les rodea. Ese era el objetivo práctico perseguido por el trabajo fin de campus que se llevó a cabo en Madrid. 

Foto de familia de todos los participantes en el Campus

 

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