El Museo Tiflológico inaugura un espacio dedicado a las personas con sordoceguera

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El Museo Tiflológico de la ONCE presentó, el pasado 29 de junio, un espacio dedicado a las personas con sordoceguera, donde se exponen un conjunto de utensilios utilizados, a lo largo de la historia, para la comunicación con los demás. La consejera general de la ONCE Gemma León; la coordinadora del Museo, María José Sánchez; Eugenio Romero, responsable de la Unidad de Sordoceguera, y varias personas sordociegas, acompañadas por sus guías intérpretes, participaron en la presentación.

Durante la misma, Gemma León señaló que “en el año 2014, la ONCE tenía censadas a 1.990 personas con sordoceguera y, en apenas cinco años, se ha incrementado el censo en más de un 25 por ciento, alcanzando las 2.544 personas, por lo que la ONCE continúa haciendo esfuerzos para ayudarlas”. María José Sánchez Lorenzo ha explicado que este espacio que el Museo Tiflológico dedica a la sordoceguera se debe a que “en la investigación realizada se han encontrado estas cuatro piezas, relacionadas con las personas sordociegas y su forma de comunicarse, algo de gran interés museístico”.

Por su parte, Teresa Díez, técnica del Museo Tiflológico, realizó un recorrido histórico sobre cómo la sociedad actúa ante la sordoceguera y la discapacidad en general, y lo que supusieron estas herramientas que se muestran.

Finalmente, Eugenio Romero explicó cómo ha evolucionado la comunicación de las personas con sordoceguera, “que se considera una sola  discapacidad, con unas necesidades especiales, y para las que el móvil les permite la comunicación utilizando una sola tecnología”.      

Este espacio que el Museo Tiflológico dedica a las personas sordociegas expone unas Tablillas de comunicación, rectangulares, realizadas en zinc y clavadas sobre una base de madera, que contiene el abecedario en braille. Fueron utilizadas en el Centro de Recursos Educativos de la ONCE en Madrid.

También se puede ver un libro con el alfabeto de personas sordomudas y ciegas, realizado en plástico, de forma artesanal, en 1950, por la Imprenta Nacional Braille. En cada una de las hojas aparece una letra en caracteres visuales y una mano formando la misma letra en el alfabeto dactilológico, con puntos en relieve.

La Máquina Tellatouch es otro de los utensilios expuestos. Permite la comunicación entre una persona vidente o ciega y una persona sordociega que puede leer braille. La máquina cuenta con una placa metálica con una celda Braille, en la que la persona sordociega apoya un dedo, mientras los vástagos de cada letra se elevan para formarla dentro de la celda braille. Este sistema, mediados de 1940, fue desarrollado por la Fundación Americana Braille.

Finalmente, se muestra un Óptacon (acrónimo de Optical Tactil Converter), método de lectura ideado en la Universidad de Stanford (California), en 1970. Consta de una cámara conectada a un sistema óptico con dos lámparas que iluminan el texto que se quiere leer, y una retina separable, formada por 144 fototransistores, por los que se obtienen las imágenes de las letras. Se pasa la cámara por el texto y aparecen las letras en relieve en una placa táctil.

Eugenio Romero explica el espacio para personas con sordoceguera

Varias personas sordociegas asisten a la presentación del espacio

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