Carolina Fernández Loureiro, nueva directora del Orfeón ‘Fermín Gurbindo’
Carolina Fernández Loureiro (Villagarcía de Arosa, 1972) ha asumido, desde el pasado 1 de octubre, la dirección del Orfeón 'Fermín Gurbindo' de Madrid, perteneciente a la Asociación Cultural de Personas con Discapacidad Visual de la Comunidad de Madrid. Como tal, acaba de participar en su primera Bienal de Música ONCE, la decimoquinta, que se celebró entre el 2 y el 5 de marzo por Castilla-La Mancha. “¡Una experiencia que nunca olvidaré!”, asegura.
Carolina cuenta con una dilatada trayectoria en formación y dedicación musical. Cursó estudios de piano y órgano clásico en los conservatorios de Pontevedra y Madrid, entre 1980 y 1998; y estudios de piano de música moderna (jazz, bossa nova, blues, etc) en la escuela de Música Creativa, entre 1999 y 2002. Además de pianista, es compositora y cantante, lo que le ha permitido grabar dos discos #8211en 2008 y 2013-, a través del Programa de Ayudas Culturales de la ONCE. Ha trabajado como pianista acompañante de los cantantes Robin Dee, Carmen Massanet, Arelis Ortiz, Iván Zacarías o Cristina Díaz, entre otros. También dirige la agrupación artístico-solidaria ‘Alma Libre’.
Pregunta.- Acabas de participar junto al Orfeón ‘Fermín Gurbindo’ en la XV Bienal de Música ONCE, tu primera Bienal como directora del grupo, ¿cómo ha sido la experiencia?
Respuesta.- ¡Ha sido algo increíble! ¡Una experiencia que nunca olvidaré! Reconozco que los días anteriores a la Bienal apenas pude dormir y sentía el peso de la responsabilidad que supone tomar el relevo de la magistral dirección de Carlos Gómez, el alma máter del grupo desde sus comienzos. Casi treinta años de exitosa andadura.
P.- Asumiste la dirección el pasado mes de octubre, a tan sólo unos meses de esta importante cita musical, ¿ha sido difícil recoger el testigo de Carlos Gómez y sacar adelante el trabajo?
R.- La verdad es que he tenido mucha suerte. Mi tarea era realmente compleja y requería no sólo del conocimiento musical apropiado, sino también de una buena psicología emocional para trabajar con el grupo, coordinar ensayos y conciertos, hacer algunas gestiones, etc. Pero, desde el comienzo he sentido el apoyo por parte de todos: del área de Promoción Cultural, el Departamento de Cultura de la Delegación y, sobre todo, el trabajo, el cariño y la paciencia de los componentes del Orfeón. La ayuda que me han brindado y la confianza que han depositado en mí ha sido clave para que, en poco tiempo, tenga la sensación de que podemos continuar con la misma calidad que el Orfeón tenía e innovar en aspectos musicales que den un aire más dinámico y juvenil a nuestro repertorio.
P.- ¿El repertorio ofrecido en esta XV Bienal han sido piezas ya trabajadas por el Orfeón antes de tu entrada o habéis incorporado alguna pieza nueva?
R.- Prácticamente ha sido repertorio que el Orfeón había presentado en conciertos anteriores, pues el tiempo ha sido limitado, ya que durante los meses de noviembre y diciembre también tuvimos cuatro conciertos. El compromiso de las fechas y el tener que preparar tres tipos de repertorio en estos seis meses no nos ha dejado mucho tiempo. No obstante, hemos presentado tres nuevas canciones de armonías modernas que han gustado al público.
P.- Como dicen, “cada maestrillo tiene su librillo”, ¿cuál es el tuyo para ser capaz de dirigir las voces del Orfeón?
R.- Me gusta destacar todo lo bueno que cada componente pueda aportar; no desecho ninguna opinión, aunque asumo la responsabilidad de mi trabajo y tomo las decisiones finales. Me gusta observar y aprender de los cantantes y su experiencia en el Orfeón. Tengo un carácter entre disciplinado, tranquilo y humorístico, el cual trato de llevar con equilibrio para un óptimo resultado tanto en los ensayos como en los conciertos. Es prioritario que las interpretaciones del Orfeón sean brillantes, pero para mí es igualmente importante que los coralistas disfruten y se sientan siempre motivados. Que no lo vean como un sacrificio sino como un disfrute; y a mí, no como la ‘jefa’ [risas...], sino como una más.
P.- A partir de aquí, ¿cuáles son los principales objetivos que te marcas para seguir adelante con la dirección del grupo?
R.- Estoy convencida de que cantar en grupo es una actividad maravillosa y me gustaría mucho que este grupo creciera. Ahora somos 32 y a lo largo del mes de marzo hemos tenido cuatro nuevas incorporaciones. Voy a seguir trabajando temas más modernos con el fin de atraer a un público más joven. Además, estoy tratando de que el Orfeón tenga, en adelante, la oportunidad de hacer viajes y mostrar su arte tanto en España como fuera de ella y tener acceso a festivales temáticos como puedan ser los de música sacra o gospel.
P.- Hace unos años fuiste una de las voces integrantes del Orfeón, cuéntanos ¿cómo fue entonces tu experiencia?
R.- Fueron unos años maravillosos. Entré en el Orfeón en 1995 y he sido soprano y contralto, según el Orfeón lo necesitó. Aprendí mucho, a cantar, a trabajar en grupo... Poder participar de la experiencia de ver cómo, poco a poco, se va trabajando una canción y seguir el proceso hasta que está perfectamente preparada es algo que me parece casi mágico, y tener a Carlos Gómez como director es tener la oportunidad de aprender todos los secretos para hacer buena música.
P.- ¿Hacia dónde dirías que ha evolucionado el grupo?
R.- Es un poco pronto para hacer balance. Pero me alegra ver cómo, cada semana, los componentes llegan puntuales a los ensayos, prestan toda la atención necesaria, ponen todo su empeño para que el trabajo quede bonito y se sienten motivados. Creo que es un buen punto de partida para hacer grandes proyectos.
P.- Entre aquellos años y el actual, tu dedicación a la música ha sido constante, ¿no es así?
R.- Realmente siempre he estado inmersa en proyectos musicales. Aunque no fue hasta el año 2008 cuando me decidí a dar el salto, y dedicarme de lleno a la música. Es una profesión hermosa y nunca me he arrepentido de esa difícil decisión.
P.- ¿Qué otras actividades compaginas ahora con la dirección del Orfeón?
R.- Soy profesora de piano y, por ello, imparto clases particulares. Además, trabajo como repertorista para cantantes y pianista acompañante. Imparto clases de canto moderno y estoy trabajando en un taller de canto en la Delegación. Además, tengo mis propios recitales en solitario tanto con músicas propias como de autores clásicos.
P.- Y de todas ellas, ¿tú verdadera pasión?...
R.- Ummm... Componer, hacer mis arreglos musicales y grabar. Me gusta trabajar en grupo, pero componer y crear músicas llenas de sensaciones me sigue pareciendo tan mágico como el primer día.
P.- Desde la perspectiva de tu ceguera, ¿has encontrado muchas barreras para alcanzar tus metas?
R.- Por mis particulares circunstancias personales -tenía resto visual al nacer, pero perdí la visión a la edad de 12 años-, no cursé estudios hasta los 19 años. A partir de entonces, y siempre con el apoyo de la ONCE, he recuperado ‘el tiempo perdido’. Así que, una vez en marcha siempre he encontrado apoyo y ánimo de quienes se han cruzado en mi camino. ¡Me considero afortunada!
P.- ¿Cómo definirías lo que ha supuesto la música en tu desarrollo personal e incluso social?
R.- La música lo es todo para mí. Me dedico a esto, pero nunca lo he sentido como un trabajo; más bien es una filosofía de vida. Es una profesión que te acerca a los demás. Es una forma directa de comunicarse con cualquier persona, independientemente de su discapacidad, condición social, origen…, es tan efectiva como una mirada. Si dos personas no se conocen de nada y se ponen a cantar juntas por primera vez, estoy segura que, después de media hora, ya podrían irse a tomar algo juntas y hablar como viejos amigos [risas...]. La música es verdaderamente integradora.
P.- Se te ocurre algún mensaje, sobre todo dirigido a los jóvenes con discapacidad visual, para que se animen a desarrollarse en el mundo de la música si sienten que es su verdadera vocación.
R.- En el ámbito musical, las personas con ceguera podemos trabajar al mismo nivel que la gente sin limitaciones visuales. Aunque tenemos que estar muy pendientes de los avances en informática musical para poder trabajar en este aspecto tan importante en la actualidad, la gran verdad es que todos los músicos podrían tocar con los ojos cerrados, por lo que, queda claro, que la vista no es necesaria para ser un virtuoso de la música. Hay un mercado para nosotros y sería muy bueno que los jóvenes ocuparan el lugar artístico que pueden tener si se lo proponen.
P.- Y para terminar, las próximas citas para el Orfeón...
R.- Durante el mes de abril tenemos tres citas: el día 9, a las 19.30 h., en el salón de actos de la Delegación Territorial de Madrid; el día 22, en la 7ª Semana de la Salud de Móstoles; y el día 23, a las 11.00 horas, como apertura del IV Maratón de Poesía que se celebrará también en la sede de la Delegación.
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