II Festival Musical por la Discapacidad

La Delegación Territorial de la ONCE acogió, el pasado 20 de octubre, el II Festival Musical por la Discapacidad, donde, al igual que en la edición del pasado año, se han dado cita más de una veintena de artistas de todos los géneros musicales: clásico, folk, rock, flamenco, jazz, etc.

Con un horario de 11:45 a 14:00 h y 15:45 a 22:00 h., la jornada musical transcurrió con una amplia programación, en la que participaron:

- Alma Libre, agrupación musico-coral

- Kiko Guillén, voz y guitarra con Carolina Loureiro al piano, música pop de la década de 1970

- Sergio Alias, voz y guitarra, composiciones propias, pop-rock

- Juan Carlos León con Walter David Arizaga a la guitarra

- Juan Arcicollar, trompeta

- Belén Muñóz y su acordeón

- Las Chicas de Mirasierra, grupo musicocoral, música melódica española de la década de 1970

- El Ruiseñor de Ávila, voz y guitarra

- Jesús Arasanz, acordeón, tres valses franceses

- Iulian Ionut Abagiu, piano solo

- Carmen Lafuente Canela, piano solo

- Andrea Zamora, piano solo

- Nacho Gómez, piano

- Carolina Loureiro al piano

- Antonio Quiroga, piano

- Raúl Antequera, piano solo (Música Cuántica)

- María del Mar López y Almudena Mba López (flauta y piano)

- María Escribano, con Diego Delgado (piano)

- Arelis Ortiz, con Carolina Loureiro (piano)

- Robin Dee, jazz, blues, con Carolina (piano)

- Alma de Jazz (Cristina Díaz, voz, y Paloma Rivera, piano)

- Gladston Galliza, voz y guitarra (composiciones propias)

- Dúo Diversiones (Cristina Díaz y René Bernedo), temas de la movida madrileña en clave de jazz y blues

- Adrián Rincón, al piano, con colaboraciones especiales

- Maika Martínez, con Samuel Corchete (saxofón) y José Corchete (piano)

- Loly-Ayuma, con José Corchete (piano)

- Dúo Silné, Silvia Micó (voz) y René Bernedo (guitarra)

- José Manuel Rodríguez (flauta) y José Corchete (piano)

- La Silvi, con José Corchete (piano)

- Dulce de Membrillo (Cristina Ferreiro, Kiko Guillén y Carolina Loureiro)

Esta segunda gala musical se convirtió, de nuevo, en una demostración de que la diversidad entre las personas no debe significar jamás una barrera, sino, más bien, un lazo de unión, es decir, una riqueza social que hace a todos más iguales, por ser diversos. Además, lo demostraron generosa y gratuitamente, mostrando sus mejores artes, profesionales o no, con la voz y/o con los instrumentos.

El público asistente (algunos permanecieron en la sala las seis horas de duración del evento) vibró, aplaudió, disfrutó y, sobre todo, captó muy bien el mensaje de que personas, con y sin discapacidad o circunstancias que para algunos son discriminatorias, pueden demostrar y proclamar, que son tan valiosos o más que los demás.