Alejandro de Miguel, subcampeón del mundo de golf para ciegos en Italia

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Se acaba de proclamar subcampeón del mundo de golf para ciegos en Italia, en su primera participación a nivel internacional. Perdió la vista por un glaucoma congénito hace cuatro años y reconoce que gracias a la ONCE su vida apenas ha cambiado porque sigue con sus estudios universitarios, disfruta de sus aficiones y no ha dejado de jugar al golf, una de sus pasiones. Así es Alejandro de Miguel (Navarra, 26 años), que vive en Madrid y sueña con participar algún día en unos Juegos Paralímpicos representando a nuestro país.

Pregunta.- ¿Cómo perdiste la vista?

Repuesta.- Yo tengo glaucoma congénito de nacimiento. Pero cuando yo nací no me lo diagnosticaron, ni me lo miraron. De casualidad, con diez años, un médico en una revisión rutinaria decidió mirarme la tensión ocular y estaba disparada. El problema es que yo tenía ya un daño en el nervio óptico muy grave, pero por mi tipo de córnea la vista me había aguantado bien. A los 22 años se me reactivó el glaucoma y perdí la vista de forma casi completa.

P.- ¿Qué fue lo más difícil?

R.- Para mí lo peor es cuando ves que está llegando. Pero una vez que ya estás en la situación de haber perdido la vista, no fue tan traumático como se puede pensar porque para mí no ha cambiado la vida de forma completa. Sigo haciendo todo lo que hacía antes: ir a por el pan, viajando, estudiando, jugando al golf, etc.

P.- ¿Cómo llegaste a la ONCE?

R.- Hablamos con mi médico y nos recomendó ir a la ONCE. Cuando llegué me quedé alucinado porque a mí me sonaba el tema del cupón, pero una vez dentro, he descubierto que es una Organización enorme, que ayuda a mucha gente y nos proporciona todo lo necesario para tener plena autonomía. Aquí desde el minuto uno se me dijo que lo que tuviera que tardar en adaptarme.

Alejandro golpeando una pelota en el campo de golf

P.- ¿Cómo te planteaste seguir jugando al golf tras perder la visión?

R.- En mi caso ha sido todo suerte y casual. Yo empecé a jugar al golf con 6 años, pero nunca me lo llegué a tomar como algo profesional. Era más un hobby, me lo pasaba bien con mis amigos y me permitía viajar, pero con 19 años lo dejé de lado porque ya se me había pasado la edad de juvenil.

Cuando me ocurre lo de la vista, estando en casa me puse un día la radio y por casualidad estaban entrevistando a Pablo Cabanillas, que es el responsable del golf adaptado en Madrid. Cuando le escuché me planteé volver a jugar; llamé y dio la casualidad de que en ese momento había una persona que estaba cerrando la creación de una asociación específica para jugadores ciegos. Tenía muchas dudas porque no veo la bandera, el hoyo y era bastante escéptico a la hora de pensar si podía o no jugar. Ahí conocí a Marc, la otra persona que ahora está conmigo en el proyecto.

P- ¿Y cómo es jugar al golf sin ver?

R.- Voy con una persona que hace de guía, me describe el golpe, me ayuda a colocarme y me indica hacia donde tengo que tirar. A partir de ahí yo tengo que ser capaz de coordinar el movimiento, ajustar la fuerza y esperar que todo salga bien. El golf es un deporte individual en el que tú juegas contra ti mismo. Ahora lo que cambia es que es un deporte de equipo. Yo he desarrollado un trabajo y una mecánica con Rafael, mi guía, que es muy importante porque así conozco la distancia al hoyo, la dirección a la que tengo que tirar la bola. Es algo que ya tengo interiorizado, aunque es evidente que puedo fallar. En cuanto a reglamentación es todo igual salvo que en el ‘bunker’ se puede apoyar el palo en la arena. (Ver REPORTAJE DE TELEMADRID)

P.- ¿Cómo empezaste a competir?

R.- A raíz de meterme en la asociación, nos planteamos competir. Investigué y descubrí que hay un circuito internacional de golf específico para personas ciegas. A nivel nacional no hay nada, pero fuera de nuestras fronteras hay alrededor de 10.000 licencias. Están los grandes países del mundo, algunos de los cuales como Gran Bretaña tienen su propio circuito interno.

P.- ¿Cómo te llegó la oportunidad de participar en el Mundial?

R.- Yo estaba jugando en el circuito de golf adaptado español, donde te enfrentas a otras personas con discapacidad. Y me plantearon la posibilidad de acudir a Italia a disputar el torneo. No tenía ni idea del nivel que me iba a encontrar. Fuimos ‘a ciegas’ y el primer día hice un recorrido muy bueno; cuando entregué la tarjeta me dijeron que iba primero. Al día siguiente, salí en el partido de los líderes, mucho más mayores que yo y con más experiencia. Me preguntaron cuánto tiempo llevaba y alucinaron cuando les comenté que era mi primer campeonato de estas características. Yo iba sin saber qué me iba a encontrar y volví con el subcampeonato.

P.- ¿Y que ha supuesto para ti este salto a nivel profesional?

R.- Me ha abierto las puertas de muchas iniciativas y retos de futuro. Hace falta mucho para que esto crezca en nuestro país, pero ahora ya me planteo ir a Estados Unidos o Reino Unido a competir. No es algo fácil porque me tengo que costear los viajes, al igual que el de mi guía. La idea es participar en verano en el Open Británico y estoy a la espera de saber si voy a poder disputar la ‘Vision Cup’ que es como la Ryder pero para golfistas ciegos. También estoy pendiente de que decidan si el golf se considera deporte paralímpico para los Juegos de París 2024.

P.- Al margen del golf, en tu día a día también juegan un papel muy importante los estudios, ¿verdad?

R.- Cuando me pasó lo de la vista estaba en mitad de la carrera de Administración y Dirección de Empresas. Pasé un año en el que me adapté a mi autonomía, el bastón y me planteé acabar mis estudios. Hablé con la ONCE y me dijeron que no lo dejara; por ello hablamos con la Universidad y desde el principio elaboramos un programa alternativo para ir cursando distintas asignaturas anuales. El año pasado me saqué tres de ellas y este año estoy matriculado en cuatro.

P.- Entonces, ¿cómo describes tu vida en la actualidad y cuáles son tus retos de futuro?

R.- Dentro de lo que cabe yo sigo haciendo la misma vida que hacía antes e incluso hago cosas diferentes que nunca me habría imaginado como disputar el Mundial de golf, entrenar y jugar en un equipo de fútbol con otras personas ciegas, conocer nueva gente, etc. Llevo dos años en la ONCE y me queda mucho camino por aprender, pero coincidir con gente que se encuentra en las mismas circunstancias que yo es algo fundamental.

Por Jaime Mulas         

Alejandro junto a otros compañeros de golf y sus perros guía

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