‘Ciencia ON’, el campamento inclusivo que ONCE Madrid ha organizado en Valdemorillo

Nº 118. SEPTIEMBRE 2025

Los chavales realizan una actividad con los monitores

70 chicos y chicas de entre 6 y 17 años de toda la Comunidad se reunieron en torno a la ciencia y la diversión

La ONCE ha vuelto a impulsar este verano sus campamentos inclusivos, en los que han participado más de 500 menores de entre 6 y 17 años, con y sin discapacidad, y que se han celebrado en diversos puntos de la geografía española. En el caso de Madrid, tuvo lugar entre el 6 y el 13 de julio, en el centro Lasalle Valdemorillo, situado en esta localidad madrileña, donde se reunieron 70 chicos y chicas.

Este año la temática de los campamentos ha girado en torno a la ciencia, con una propuesta innovadora. Bajo el título ‘Ciencia ON’, los chavales han tenido la oportunidad de sumergirse en un fascinante viaje por las diferentes ramas de la ciencia, explorando el mundo que los rodea desde una perspectiva práctica, accesible y divertida. Así, a lo largo de cada jornada, han podido explorar distintas ramas del conocimiento a través de talleres prácticos, juegos experimentales y actividades colaborativas, convirtiéndose en científicas y científicos por unos días.  Los chicos y chicas en una actividad del campamento

Para Asun, coordinadora del campamento celebrado en Valdemorillo (Madrid), es importante que las actividades giren en torno a una temática. “No todo es ocio y tiempo libre, sino que también hay que aprender cosas. Es verdad que todos los talleres que hemos planteado han sido un poco también de forma lúdica, muy prácticos, porque para las personas ciegas es una oportunidad para tocar, oler..., eso también es estimulante. Y tener una temática, pues por lo menos sí que te ayuda un poco a ordenar lo que son las actividades del campamento, a darle un sentido algo unitario a todo lo que haces”, afirma.

Así, además de los reencuentros, las nuevas amistades y la diversión al aire libre, han podido vivir experiencias donde aprender es tan divertido como emocionante. Han investigado fenómenos curiosos, planteado hipótesis, construido prototipos y compartido sus descubrimientos en la gran Feria científica del campamento.

Para María Jabaldón, por ejemplo, el que haya sido un campamento dedicado a la ciencia ha sido el motivo que le ha animado a apuntarse. “Yo prefería mil veces quedarme en casa leyendo, pero mis padres querían que socializara un poco y me dijeron, como es de ciencia, digo, bueno, si es de ciencia voy”, cuenta.

María tiene 14 años, es afiliada a la ONCE, y es la primera vez que ha participado en estos campamentos, concretamente en el celebrado en Madrid. “He hecho amigos relativamente rápido, cosa que no me esperaba porque soy un poco antisocial, lo tengo que reconocer, pero he conocido a gente que he empatizado con ella y ellos han empatizado conmigo. Entonces, estoy bastante a gusto”, asegura.

Como también lo ha estado Lucía del Pino, otra de las niñas participantes en el mismo campamento. Ella tiene 10 años, es afiliada a la ONCE y también ha sido la primera vez que ha asistido a esta actividad. “Como nunca he ido a un campamento, pues me lo estoy pasando muy bien. Lo que más me gusta es ir a la piscina y también hacer cartas y meterlas en un buzón y después leerlas a la noche”.

Cuenta también Lucía que aunque ya conocía a alguna niña ha hecho nuevas amigas. No duda en que repetirá al próximo año y, además, anima a otros niños a que se apunten “porque ha sido muy divertido y al final vas a echar de menos a tus padres, pero después, a los días, te olvidas, claro, porque haces amigos”, dice.

Todo tipo de actividades

Además de ello, los campamentos inclusivos de la ONCE desarrollan todo tipo de actividades programadas, igualmente divertidas: excursiones, veladas nocturnas, momentos de relax en la playa o en la piscina, otras actividades deportivas… Todo con el objetivo de que los chicos y las chicas participantes atesoren este verano una experiencia única en torno al deporte y a la inclusión.

Una niña afiliada en una de las actividades del campamento Los campamentos de integración están dirigidos a estudiantes de 6 a 17 años, afiliados a la ONCE o no afiliados que estén siendo atendidos por los servicios educativos de la Organización. Asimismo, están abiertos a la participación de chicos y chicas sin discapacidad: familiares directos, compañeros de clase o amigos del mismo rango de edad.

A través del amplio abanico de actividades programadas, la ONCE persigue diversos objetivos, entre ellos propiciar que las personas menores obtengan una mejor relación consigo mismas y con su entorno, fomentando el interés por la realización de actividades grupales y la colaboración en las tareas colectivas, y potenciar la creatividad, la autoestima, la autonomía y el desarrollo de habilidades.

Unas actividades que se van ajustando según las condiciones de cada grupo. “Es verdad que nosotros salimos de Madrid con todas las actividades preparadas, pero luego, cuando llegas, lo que haces un poco las dos primeras noches casi te diría es respirar al grupo y adaptar. Porque es verdad que a lo mejor este año, por ejemplo, el grupo de pequeños es más pequeño que otros años y el grupo de mayores también es más pequeño que otros años. Y entonces pues vas viendo qué necesidades tienen los acampados y vas un poco reconduciendo de lo que tú traías a lo que crees que se necesita, claro”, explica Asun.

Una experiencia también para los monitores

Asun lleva ya cinco años siendo la coordinadora de los monitores que participan en el campamento que cada verano organiza la Delegación de la ONCE en Madrid. “La suerte también es que muchos monitores repiten, con lo cual ya es un equipo muy consolidado, que nos entendemos muy bien y nos coordinamos también muy bien. En ese sentido es muy fácil la coordinación. Y hay cosas que han evolucionado a lo largo de estos cinco años”.

Por ejemplo, Marta González, una de las monitoras, lleva ya dos años en el campamento, aunque su relación con la ONCE viene de muy atrás, ya que colabora como voluntaria desde hace muchos años y “aparte de mis dos padres que son afiliados, también tengo otros familiares afiliados, entonces pues al final es algo que llevo viviendo desde que era muy chiquitita y siempre me ha encantado colaborar y cuando se me presentó la oportunidad de poder venir al campamento de monitora, porque ya había hecho las prácticas en otro campamento y tal, pues yo dije que encantadísima, tenía muchas ganas”, cuenta.

Este año, Marta ha estado con el grupo de mayores, de 13 a 17 años, “aunque es verdad que al final todos coincidimos con los pequeños en los tiempos libres, en algunas actividades y en el comedor. Entonces, al tenerlos en dos grupos, al final nuestra atención la enfocamos más a actividades para más mayores o actividades para más pequeños y adaptándolos a sus gustos”. “También nos juntamos mucho entre nosotros porque creemos que es muy enriquecedor y al final también de eso va el campamento, somos una unión”, asegura.

Víctor, María, Asun, Lucía y Marta posan en el campamento A la hora de realizar cualquier actividad, explica Marta, “siempre estamos más pendientes de los niños que tienen una discapacidad, pero es muy bonito ver cómo entre todos, porque al final todos están en los mismos grupos, tanto niños que no tienen discapacidad como los niños que sí la tienen, se ayudan mucho entre ellos, es decir, siempre están acompañándose unos a los otros, se mezclan mucho las actividades. Siempre a la hora de realizar las actividades intentamos integrar a todos y hacerlas de forma que puedan jugar tanto niños con discapacidad como sin discapacidad. Y siempre, siempre, siempre se ayudan mucho entre ellos, mucho, mucho. Siempre estamos incluyendo a ambos grupos y es muy bonito, muy bonito ver esa unión y ver cómo entre ellos mismos se ayudan mutuamente”

Para otro de los monitores, Víctor Barazal, del grupo de los más pequeños, esta ha sido la primera vez que ha asistido como tal al campamento, aunque él ha acudido como participante en alguna ocasión cuando cumplía con la edad requerida. Por eso, asegura que “el darte cuenta de que, aún siendo monitor, disfrutas mucho viendo a los chavalitos disfrutar, eso es algo también súper enriquecedor. Yo, cada día que me voy a dormir, lo pienso: se ha desarrollado muy bien el día. Estoy muy contento. Los chavales han estado también muy contentos y se lo han pasado bien. Y eso te aporta, el estar ahora en verano, o en cualquier momento del año, haciendo un campamento, y ser feliz haciendo lo que haces, que es algo bastante importante, la verdad”.

Con 19 años, Víctor ha sido el más joven de todos los monitores, y habla desde su doble experiencia en los campamentos. “Cuando era chaval y salía del campamento, yo pensaba en lo bien que me lo había pasado y en todos los amigos que había conocido, y realmente como monitor es lo mismo. Tú, quizás, como monitor no participas directamente en la actividad, tú no te pones a hacer el taller, pero sí ayudas a los niños. Aunque como monitor tienes la autoridad sobre los chavales de ser la figura que guía o que enseña, realmente para mí ahora mismo es como ser otro participante más. Quizás no un acampado, pero otro participante más”, dice. 

Tanto Marta como Víctor no dudan en animar a las familias a que apunten a sus hijos o hijas a esta actividad. Para Marta “es un pedazo de oportunidad. En general, creo que los campamentos de verano son un espacio para que los niños salgan un poco de casa, prueben un poco de independencia también, salgan del ámbito que tienen en la rutina y un poco de su zona de confort. Los campamentos siempre te ofrecen la oportunidad de conocer a personas nuevas, de enfrentarte a situaciones que a lo mejor en tu vida cotidiana no te enfrentas, a superarte a ti mismo y sobre todo el de la ONCE es un campamento en el que damos espacio a que se reúnan niños con la misma discapacidad y niños que no la tienen y eso les hace valerse por sí mismos, confiar en otras personas, en sus compañeros, en los monitores, vivir otras experiencias y creo que es muy, muy, muy, muy enriquecedor”.

Por su parte Víctor destaca la gran labor de los monitores y de la coordinadora y en un ambiente así, dice, “en el que hasta el propio monitor aprende, que traigan a sus hijos, que se animen, que van a aprender muchísimo, se lo van a pasar genial. Van a conocer a muchos chavales, de sus edades, o más pequeños, o más mayores. Simplemente que se animen, que prueben, y que es la ocasión perfecta para salir de la zona de confort, un poco avivar esa independencia e ir mejorándola, simplemente con el paso de los días, y poquito más. Y volver a repetir y disfrutar mucho”.

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