“La ayuda de la ONCE fue como el detonante para decidirme a grabar ‘Bendita Calamidad’”, asegura Fátima Fuster ante el lanzamiento de su primer EP

Nº 111. ENERO 2025

A la izda. Fátima Fuster y a la drcha. la portada de Bendita Calamidad

Lo ha grabado en Gijón, en OVNI Estudio, bajo la dirección de Sergio Firu

La cantante y música Fátima Fuster acaba de lanzar su primer EP con el título ‘Bendita Calamidad’, el mismo nombre artístico con el que ella misma se ha bautizado. Compuesto por seis canciones, este trabajo musical, su ópera prima dentro del estilo pop-rock, ha sido grabado con la subvención de una de las Ayudas para Iniciativas Culturales de la ONCE, en su edición de 2024. 

“La concesión de esta ayuda fue como el detonante para decidirme a grabar ‘Bendita Calamidad’, porque era un proyecto que estaba ahí y no me decidía a sacar, pero una vez que está la ayuda económica, el trabajo hay que sacarlo sí o sí”, asegura la artista.

Aunque es natural de un pequeño pueblo de Alicante, donde vive toda su familia, Fátima se considera casi casi madrileña porque se vino a estudiar a Madrid cuando tenía 17 años y ya han trascurrido 14 años desde entonces. “He hecho mi vida aquí, es donde tengo a los amigos que se han convertido en mi actual familia y el lugar donde me gustaría desarrollar mi futura trayectoria musical”. Sin dejar atrás, por supuesto, a sus padres, a su hermana y a su abuela, afincados en su pueblo natal.

De hecho, es en Madrid donde ella ha adquirido su condición de afiliada a la ONCE, tras ser diagnosticada de una retinosis pigmentaria, justo antes de la pandemia por COVID-19, si bien ya nació con ella. 

Y también es el lugar donde se ha forjado su formación musical, aunque es algo que le viene ya de lejos. “Yo empecé a estudiar violín clásico con 5 añitos, luego estudié en el conservatorio, y cuando me vine a Madrid empezó a interesarme la guitarra. Siempre ha habido música en mi casa, mi madre tocaba el violín y mi padre el chelo y la guitarra”, cuenta. Fátima se graduó en Ciencias y Lenguas de la Antigüedad en la Universidad Autónoma de Madrid, donde realizó el Máster de Arqueología y Gestión del Patrimonio, especializándose en la música de la Antigüedad Clásica. A lo que hay que añadir su formación de grado superior en Interpretación Histórica, en la especialidad de violín barroco, en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid.

Un aprendizaje que ahora trata de trasladar a su alumnado, porque su actual dedicación es la de profesora de Música, Historia y Cultura Clásica en un instituto de Madrid. “Siempre me ha gustado enseñar, pero no sé si será lo que haga el resto de mi vida”, responde al preguntarle si es ésta su vocación.

A lo largo de su trayectoria ha participado en varios grupos de música de estilo pop-rock, folk y country. Fátima Fuster lidera, además, su propio grupo de música de cámara, ‘La Stampa’, donde explota su faceta barroca con repertorio del siglo XVII y XVIII.

Un cachito de Asturias en ‘Bendita Calamidad’

Seis canciones forman ‘Bendita Calamidad’, cuyas letras y músicas han sido compuestas por ella misma durante el periodo de pandemia del año 2020, justo después de su diagnóstico sobre la visión, y a las que acompaña un dibujo representativo de cada una de ellas, realizados también por la autora. “Todo el material lo tenía ahí guardado en un cajón hasta este año que decidí sacarlo, animada por mi actual pareja, Jano(también músico y componente del grupo de pop-rock en español ‘Drugos’), asegura Fátima.

‘Bendita Calamidad’, la artista, ofrece una propuesta de música pop-rock, en la que ha vertido una mezcla de estilos, músicos, letras... surgida de la música con la que ella se ha ido impregnando a lo largo de sus más de 30 años de vida. “Hacemos un poco lo que hemos mamado, ¿no?, las canciones que he cantado en el coche desde que era pequeña, mi pasión por la música barroca con autores que no conoce nadie, los Beatles, Queen, Andrés Calamaro... Todo tiene que ver”, explica.

‘Bendita Calamidad’, el disco, celebra la diversidad de la experiencia humana. Cada canción es un reflejo de la complejidad que todo el mundo comparte. Al revelar su propio viaje, busca conectar con otras personas, recordando que las experiencias propias son únicas, pero, al mismo tiempo, universalmente humanas. 

Este primer álbum invita a quien lo escuche a encontrar pedazos de su propia historia, a identificar las emociones y narrativas que trascienden las barreras de la discapacidad.

Fátima cantando en el estudio

Aclara la autora que “todas ellas son canciones independientes, pero es verdad que con el orden que tienen en el disco al final cuentan una historia, es como un paso de la oscuridad a la luz. Hay canciones un poco más melancólicas, pero siempre acaban con un mensaje de esperanza, de que todo va a ir mejor. Al final, todas van un poco de lo mismo... o no, no sé”.

Tampoco tiene claro si es el estilo que ella quería o buscaba, “no lo he pensado mucho, es lo que me ha salido, porque la manera de componer las canciones es que me han ido saliendo según me venía la música y la letra, es lo que ha surgido”, dice. “Y hablo de muchas cosas y de nada a la vez; como cualquier persona hablo de las experiencias que he tenido en la vida, que luego quien las escucha puede relacionarlas con las suyas propias”, añade.

Pero en lo que no tenía ninguna duda es en dónde quería grabar su primer trabajo discográfico, en Gijón, y más en concreto en OVNI Estudio, con la ayuda de Jano en la parte instrumental y la dirección de Sergio Firu, que “la verdad es que es una máquina”, como ella misma lo califica. “Ha sido estupendo, porque de estar grabando en casa con tus micros y tus apaños a irte a un estudio profesional y ver cómo suena... es un cambio brutal. Además de que nos lo pasamos muy bien”, recuerda con cariño.

Como también ha sido Gijón el lugar elegido para el show presentación de este primer EP de ‘Bendita Calamidad’, en concreto el espacio cultural ‘Toma 3’, el pasado 2 de enero.

Por eso, en el corazón de Fátima también hay un pedacito de Asturias, junto a Alicante y Madrid, como también lo hay en el propio disco, en la canción ‘La Lloca’ (La loca) para la que “grabamos el viento de ese día y lo metimos en el fondo de la canción, una canción de descanso. Queríamos que estuviera Asturias dentro de la propia canción, y así fue”, afirma.

Una propuesta digital con vocación para el directo

Junto a ‘La Lloca’ (4) forman parte de este primer EP los títulos “El país de al lado” (1), “La colisión” (2), “La esquina de Canal” (3), “El día que te vi pasar” (5) y “No hace falta” (6). ‘Bendita Calamidad’ está disponible en las principales plataformas digitales de música: Spotify, YouTube, Instagram y Apple Music y, también, “en formato físico que venderé en la presentación del disco y que se puede pedir online a través de mi perfil en redes”, explica la cantante.

Tres de los dibujos que acompañan a sus correspondientes canciones

Pero de cara a un futuro próximo, y pensando sobre todo en los directos, Fátima ya tiene preparadas algunas otras canciones que completarán su primer trabajo discográfico y que, al igual que las actuales, le surgen más bien “de forma espontánea, si tengo una idea tengo que ponerme a escribirla, porque hay veces que me propongo pararme a escribir y no me surge nada, así que según llegan las ideas, las plasmo”, explica. “Y es inevitable -dice- que en todas ellas haya referencias a otras canciones, a familiares, amigos, conocidos, a situaciones... para bien o para mal”.

Cuenta, por ejemplo, cómo a la canción “La colisión” le tiene un “cariño especial”: “la escribí en un tren de Alicante a Gijón, seis horas, iba leyendo un libro de Irene Solá, “Canto yo y la montaña baila”, donde hay un capítulo que se llama ‘La Colisión’ y habla de cómo nacen las cordilleras de una forma un poco fantástica y en ese momento me vi identificada en una montaña. Pensé esto me ha pasado a mí. Y me salió. Es la canción más personal”. Según explica, “La colisión” habla de la vista, pero también podría ser desamor, cordilleras que se chocan, pero todo bajo una metáfora.

 

La discapacidad visual forma ya parte de su vida

Al principio, cuando por fin un médico le puso nombre a lo que le pasaba a Fátima en su visión, tuvo un momento de introspección, fue un momento duro, “pero después ya no, aunque siempre hay fases”.

Tras ello, buscando información, “me asocié a Retina Madrid y allí conocí a gente que me recomendó acercarme a la ONCE y así lo hice, pasé los reconocimientos y me dieron la afiliación. A partir de ahí he conocido a mucha gente en mi misma situación y he hecho grandes amigos. Ayuda mucho ver que hay personas que tienen lo mismo que tú y el apoyo de la ONCE es muy importante”, asegura.

Para la artista, la discapacidad visual es ahora una parte más de su vida, y “la verdad es que me han pasado cosas muy buenas tras el diagnóstico”. Por ejemplo, haber podido grabar ‘Bendita Calamidad’ gracias al fondo de ayudas para iniciativas culturales de la ONCE. “Cuando vi la convocatoria, Jano me animó y decidí solicitarla. Presenté un dossier con la idea, los dibujos, las canciones, información sobre mí y las maquetas de tres de las canciones, las otras tres salieron después”

Explica que para el estudio de la música y la interpretación de las partituras es muy necesaria la vista, sobre todo por cómo está montada y reglada la enseñanza, “hay que usar mucho la memoria y contar con la ayuda de tus compañeros. Mucho ensayo, mucha compenetración y me he tenido que ir adaptando. Leer, repetir... Aunque la partitura la tengo ahí porque me voy imaginando por donde voy”

Y en clase, los chavales la reciben como una más. Como anécdota nos cuenta que, en una ocasión, hablando de cómo se ven los colores, “yo les explicaba que el blanco brilla por mi visión”, y entonces una chica le dijo que tenía “visión de unicornio” ... “Para ellos cambia la perspectiva”, afirma. 

Aunque asegura que en el entorno laboral a veces cuesta que los demás lo entiendan, “sobre todo porque es una discapacidad que no se ve y es tedioso tener que estar recordándolo”. Pero en su positividad saca en claro que “al final la gente de tu alrededor aprende algo sobre la ceguera y para los adolescentes, llenos de sus grandes problemas, puedo ser un ejemplo para que pongan los pies en la tierra”.

Para alcanzar su movilidad plena, en estos momentos Fátima cuenta con el servicio de una técnica de rehabilitación, Bea, que le está ayudando a adaptarse a su nuevo entorno, ya que se ha cambiado de domicilio recientemente. ¡Ah! También con la ayuda de Paca, su bastón blanco, con quien empieza a tener una relación más fluida.

Fátima con su bastón blanco

Y a partir de ahora...

Lo que de verdad le gusta a Fátima Fuster es la música en directo y aunque compone de forma individual, cuando hay un directo le gusta más si puede contar con la compañía de una banda. Así lo ha hecho en Gijón y lo quiere hacer en las presentaciones de Alicante y Madrid (que ya podemos adelantar, será el 19 de marzo en la sala Siroco). 

Por tanto, entre sus planes más próximos está seguir moviendo ‘Bendita Calamidad’ en directo, “ampliar las canciones e incluso empezar a pensar en el siguiente disco”, si los resultados son buenos. “Para mí, con que haya una persona que lo escuche, que no sea de mi familia, ya es un éxito. Da igual a quien le llegue, lo que quiero es que la gente lo disfrute”. Y para los conciertos piensa igual: “llenar una sala, aunque sea solo con diez personitas, pero a quienes les gusta tu música, ya es un triunfo”.

Su mayor miedo, conseguir una buena promoción, porque “hoy en día tienes que estar en las redes, tienes que ser medio influencer, y me está costando porque las redes me agobian”. Pero bueno, de momento ha dado un primer paso cambiando la imagen de su perfil, de unos de sus dibujos ha pasado a poner sus fotografías y su nombre real. “Ahora, a seguir trabajando ahí”.

Por el momento, Fátima cuenta con una fan incondicional que escucha continuamente toda su música, “y hasta la baila”: su abuela.

► Puedes encontrar a 'Bendita Calamidad' en las redes: @bendita__calamidad

 

Yolanda S. Baglietto
 

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