DIECINUEVE RAZONES PARA HACER TEATRO

Nº 115. MAYO 2025

Cartel de la 19 Bienal de Teatro ONCE

Por Esteve Ferrer

Existen numerosas razones para dedicarse al teatro, probablemente más que Bienales de teatro organizadas por la ONCE, aunque ya van 19, desde que unos pocos grupos de teatro formados por actores ciegos o con discapacidad visual inauguraron la primera edición, subiéndose a las tablas del Teatro Zorrilla de Valladolid un 30 de noviembre de 1987. No voy a enumerarlas todas, pero espero que esta pequeña reflexión sobre ellas motive a algún lector a acercarse a su delegación y mostrar interés por alguno de los 24 grupos de teatro que actualmente forman parte de la ONCE.

El teatro es un arte accesible que transforma realidades. Como arte vivo que es, siempre ha sido una poderosa herramienta de expresión humana, capaz de transmitir emociones, cuestionar estructuras sociales y construir comunidad. Pero, sobre todo, es un vehículo de transformación personal y colectiva, y su utilidad se revela con mayor fuerza cuando se garantiza la participación y la accesibilidad de personas ciegas o con discapacidad visual, quienes históricamente han enfrentado múltiples barreras para el disfrute y la creación escénica. Esta utilidad se manifiesta en la transformación de quienes lo hacen, lo ven y lo viven.

Participar en teatro tiene un fuerte impacto en la autoestima, la comunicación, la empatía, la expresión verbal, la orientación espacial, el trabajo en equipo y las habilidades sociales de los y las participantes. Al involucrarse en procesos colaborativos de creación escénica, las personas desarrollan confianza en sí mismas, sentido de pertenencia y un canal de expresión emocional. Además, en muchas circunstancias, el teatro se convierte en un puente de encuentro, donde se gestan vínculos de apoyo y colaboración.

Desde un punto de vista estético, nuestro teatro ONCE desafía las formas tradicionales de hacer arte. La necesidad de adaptarse a diferentes realidades enriquece el lenguaje escénico. Lejos de ser una limitación, nuestras capacidades impulsan la creatividad y dan lugar a propuestas originales, auténticas y conmovedoras.

Esteve Ferrer Cuando las personas ciegas o con baja visión suben al escenario, se rompen estereotipos arraigados sobre sus capacidades. Su presencia no solo enriquece el lenguaje teatral, sino que amplía el imaginario colectivo, mostrando que la diversidad funcional es también una fuente de talento y creatividad. Ver a artistas con discapacidad visual creando o interpretando obras tiene un impacto profundo en el público, que reconoce nuevas formas de percibir y relacionarse con el entorno.

El teatro, cuando es auténtico y no una postal de corrección política, transforma tanto a quien lo hace como a quien lo presencia. Cada función que sube al escenario de la mano de nuestros grupos es una oportunidad para sensibilizar al público y fomentar una cultura de respeto y empatía. Las personas que asisten a una obra protagonizada por actores ciegos no solo consumen arte: también cuestionan prejuicios y amplían su visión sobre la discapacidad

El teatro, al margen de sus múltiples beneficios, se convierte también en un acto pedagógico, que forma espectadores más críticos, conscientes y abiertos a la diferencia, porque no solo abre espacios, también abre miradas. Cuando una persona ciega actúa en un escenario, se desarma el mito de que la discapacidad es sinónimo de limitación. El público no sale con lástima, como algunos temen, sino con admiración, aprendizaje y una perspectiva ampliada.

Y ahora, después de cuarenta años de teatro en la ONCE, debemos aspirar a más. El derecho a la cultura está consagrado en diversos marcos legales internacionales. Esto implica también la necesidad de generar formación artística para formar profesionales con discapacidad que reflejen la pluralidad de experiencias humanas. Incluir a personas con discapacidad visual en el teatro no debería ser una excepción, sino una responsabilidad ética y artística. Por supuesto, esto no se logra sin compromiso. Implica invertir en accesibilidad, en formación y en tecnologías adaptadas. Significa reconocer que las personas con discapacidad visual no son beneficiarias pasivas de la cultura, sino creadoras activas, con historias que contar y formas únicas de habitar el escenario. No incluirlas es perder una parte esencial de lo que el teatro puede ser.

Por eso les animo a acercarse al teatro, porque, en definitiva, hacer teatro es una declaración de principios. Es reconocer que el arte no puede seguir siendo patrimonio exclusivo de quienes ven, oyen o se mueven “como se espera”. Es entender que el teatro, como la vida, se enriquece cuando se abre, se mezcla y se atreve a mirar con otros ojos. O incluso a ver más allá de ellos, porque cuestiona los modelos dominantes de belleza, talento y éxito, y propone una visión más humana del arte, centrada en la experiencia compartida y la dignidad de cada persona.

Esteve Ferrer

Directro artístico de la 19 Bienal de Teatro ONCE
 

Asset Publisher

GRUPO SOCIAL ONCE
ILUNION

Menu Display

welboa.enlaces.utilidad

Asset Publisher